Avanzar en el desarrollo de una persona y una sociedad comunitaria, así como en el propósito de crear un Estado Comunitario, pasa por la necesaria reflexión sobre el significado del comunitarismo como escuela social y política, que para los tiempos que corren, tiene presencia e impacto en el contexto anglosajón e iberoamericano.
El comunitarismo recoge el entusiasmo de personas de diverso origen, edad y experiencias religiosas. Judíos, católicos en las diversas y plurales manifestaciones que tiene esta tradición religiosa, españoles, mexicanos, uruguayos, norteamericanos, canadienses, chilenos, colombianos, hombres y mujeres cuyas edades oscilan entre los 25 y 75 años, comparten las tesis centrales del comunitarismo. En mi caso particular lo hago en mi condición y opción de colombiano, con una visión secular, laica y no confesional del mundo, aproximándome ya a los cuarenta años de edad.
El comunitarismo como lo sugiere Amitai Etzioni, uno de sus mas connotados y comprometidos autores, en su libro La Nueva regla de Oro “…pasa por encima de la vieja discusión entre pensamientos de izquierda o de derecha y sugiere una tercera filosofía social. La razón básica que hace indispensable este reordenamiento es que el mapa izquierda-derecha se centra en el papel del gobierno en contraposición con el sector privado y en la autoridad del Estado en contraposición con el individuo”. El eje de reflexión para el comunitarismo, más allá del dualismo Izquierda-Derecha, es la relación entre la persona y la comunidad, las necesarias autonomías y libertades para la persona en un proyecto democrático y el necesario orden para que la comunidad logre formas de justicia integral.
El comunitarismo no está en contra del conservadurismo, del liberalismo y del socialismo. Se presenta a sí como una propuesta diferente a cada una de esas escuelas, por la vía de retomar de forma crítica y propositiva los conceptos fundamentales que son característicos en cada una de ellas.
Así, el comunitarismo reconoce principios tan importantes a la tradición conservadora como el orden y la autoridad. Afirma con claridad que el orden ha de ser entendido desde una perspectiva dinámica, no quietista, y ha de ser objeto de construcción social y no como un acto revelado por una persona o grupo parcial de una comunidad. Para el comunitarismo el binomio autoridad – obediencia es necesario en cualquier comunidad, pero exige no confundirlo con el binomio poder – servilismo.